Un reciente estudio reveló la existencia de una nueva especie de araña de embudo, identificada como Atrax christenseni, considerada la más venenosa del planeta. Esta araña, originaria de Newcastle, Australia, supera en tamaño y peligrosidad a otras dos especies del mismo género, que habitan en la Costa Central y las Montañas Azules de Sydney.
El hallazgo fue realizado mediante análisis genéticos que compararon especímenes actuales con muestras históricas del siglo XX. A pesar de sus diferencias, el antiveneno desarrollado para las arañas de embudo sigue siendo eficaz, siempre y cuando se administre en las primeras dos horas tras la picadura, explicó el profesor Geoff Isbister, quien destacó que no se han registrado muertes por picaduras de estas arañas en los últimos 45 años.
La magnitud del descubrimiento se ejemplifica con “Hemsworth”, un ejemplar de 9.2 centímetros de largo, el más grande jamás registrado. Este tamaño, según expertos, incrementa la cantidad de veneno inyectado, aunque aún se desconoce si la toxicidad varía entre las tres especies recién identificadas.