Este domingo, el esperado acuerdo de alto al fuego entre Hamás e Israel entró en vigor tras un retraso de tres horas. El pacto incluye la liberación inicial de 33 rehenes israelíes, incluidas mujeres y niños, a cambio de 90 prisioneros palestinos detenidos en cárceles israelíes.
La tregua, que durará seis semanas, es la primera de tres fases diseñadas para aliviar la crisis humanitaria y avanzar hacia una solución más estable. Durante este tiempo, las fuerzas israelíes se retirarán de zonas densamente pobladas de Gaza y el paso fronterizo de Rafah con Egipto será habilitado para permitir la salida de enfermos y heridos.
Sin embargo, el proceso ha comenzado con tensiones. Israel acusó a Hamás de incumplir con la entrega oportuna de la lista de rehenes, mientras que Hamás señaló “problemas técnicos” como causa del retraso. Además, se reportaron incidentes violentos en Rafah que dejaron al menos 19 muertos, reflejando la fragilidad del pacto.
El acuerdo fue mediado por Qatar, Egipto y Estados Unidos, y ha generado reacciones mixtas. Mientras familias palestinas celebran el retorno a sus hogares, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha advertido que Israel está preparado para reanudar los combates si las condiciones del acuerdo no se cumplen.