Un bombardeo con drones por parte de Rusia sobre Kiev dejó al menos tres muertos, incluyendo una niña de cinco años, en la madrugada del domingo, justo antes del inicio de negociaciones de paz entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos en Arabia Saudí. Las reuniones buscan pactar un alto el fuego de 30 días, especialmente en ataques a infraestructuras energéticas y garantizar la seguridad en el mar Negro.
El Kremlin calificó como un avance la reciente llamada entre los presidentes Putin y Trump, señalando que las pláticas en Riad podrían derivar en una cumbre entre ambos. Por su parte, Washington intenta mediar con reuniones separadas con cada delegación, evitando el contacto directo entre Rusia y Ucrania, cuyas relaciones diplomáticas están rotas desde 2022.
Sin embargo, el ambiente en Ucrania sigue siendo de guerra total. El ataque a Kiev fue descrito como “masivo” por el alcalde Vitali Klitchko, con 147 drones lanzados sobre diversas provincias. Solo en la capital, una familia fue alcanzada: murieron el padre y su hija, mientras la madre fue hospitalizada. Una mujer de 80 años también perdió la vida tras el impacto en su vivienda. Varias estructuras, incluida una guardería y edificios residenciales, resultaron dañadas.
Ucrania ha denunciado que estos ataques contradicen la supuesta voluntad de paz de Rusia y debilitan los esfuerzos internacionales para detener la guerra. Pese a ello, Estados Unidos mantiene su plan de forzar un acuerdo, presionando a Ucrania con recortes en ayuda militar y buscando concesiones como la explotación de recursos naturales ucranianos a cambio de protección.
Mientras Trump asegura que el conflicto está “en cierta medida bajo control”, las ofensivas rusas no han cesado. Las autoridades ucranianas iniciaron investigaciones por crímenes de guerra ante el impacto en civiles, mientras la posibilidad de una tregua efectiva sigue siendo incierta.