En febrero de 2016, el papa Francisco realizó su única visita a México como Sumo Pontífice, en un recorrido que duró cinco días y que dejó profundas reflexiones tanto para la Iglesia como para la sociedad mexicana. Hoy, tras conocerse su fallecimiento a los 88 años, su paso por el país es recordado por sus mensajes directos, su cercanía con la gente y una misa binacional que marcó un momento clave en la discusión migratoria global.
La visita fue anunciada el 12 de diciembre de 2015, durante la misa por la Virgen de Guadalupe en el Vaticano. En México, fue recibido el 12 de febrero de 2016 por el entonces presidente Enrique Peña Nieto, su esposa Angélica Rivera y un grupo de niños en el Hangar Presidencial del Aeropuerto de la Ciudad de México.
Durante su recorrido, visitó la Ciudad de México, el Estado de México, Chiapas, Michoacán y Ciudad Juárez. Cada parada estuvo marcada por discursos que no evitaron temas incómodos ni discursos protocolarios vacíos.
Un regaño a la Iglesia mexicana
En la Catedral Metropolitana, el papa Francisco lanzó un duro mensaje a la jerarquía eclesiástica del país. Les advirtió que no se necesitan “príncipes” sino “testigos del Señor”, criticando las intrigas, el materialismo y la falta de unidad. “Si tienen que pelear, peléense”, les dijo con franqueza, pidiendo una Iglesia transparente y cercana al pueblo.
Misa en la frontera: el mensaje migrante
Uno de los momentos más recordados fue la misa binacional en Ciudad Juárez, Chihuahua. Francisco rezó frente al río Bravo, junto a una cruz blanca en la frontera con Estados Unidos, y denunció la crisis humanitaria de la migración. La ceremonia fue seguida a ambos lados de la frontera, en lo que se convirtió en un fuerte llamado a la solidaridad y el respeto a los derechos humanos.
Diálogo con indígenas y jóvenes
En Chiapas, pidió perdón a los pueblos indígenas por las exclusiones históricas y autorizó oficialmente el uso de lenguas originarias en las celebraciones litúrgicas. En Morelia, habló con jóvenes, animándolos a no caer en la desesperanza, y también con familias, reflexionando sobre los retos que enfrentan hoy. En un gesto inesperado, incluso regañó a un jovenque lo jaló, casi provocando su caída: “¡No seas egoísta!”, exclamó, antes de continuar saludando con afecto.
Política, medio ambiente y justicia social
Durante su paso por Palacio Nacional, hizo un llamado a la clase política mexicana para construir una política “auténticamente humana”. Peña Nieto destacó coincidencias con la Santa Sede en temas como migración, cambio climático, desarme nuclear y desarrollo sostenible.
Un mensaje de aprecio por México
El papa Francisco calificó a México como un país “bendecido” por su riqueza natural, diversidad cultural y posición geográfica. En cada encuentro demostró una sensibilidad humana profunda, como cuando besó a un niño en silla de ruedas en el Zócalo, símbolo de su cercanía con los más vulnerables.
Este viaje se dio en el marco del Jubileo de la Misericordia, lo que dio a la visita un carácter espiritual y reflexivo. Su legado en México permanece como uno de los más memorables de su papado.