La violencia que azotó esta semana a Michoacán y otras entidades vecinas dejó al descubierto un preocupante patrón: los grupos delictivos que atacaron a fuerzas federales emplearon armas de fabricación norteamericana. En al menos dos enfrentamientos registrados en Apatzingán y Tarímbaro, las autoridades aseguraron siete fusiles de alto poder provenientes de Estados Unidos, así como equipo táctico y vehículos.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), uno de los tiroteos ocurrió en el poblado La Puerta de Alambre, en Apatzingán, donde tres agresores fueron abatidos. Se incautaron tres fusiles norteamericanos, 35 cartuchos, cargadores y dos chalecos balísticos.
En Tarímbaro, en el poblado Ex Hacienda de Guadalupe, otro enfrentamiento dejó un agresor herido y tres más sin vida. Las autoridades reportaron dos vehículos oficiales dañados por impactos de arma de fuego y la incautación de cuatro fusiles estadounidenses más.
“Estas acciones se realizaron con estricto apego al Estado de derecho y a la Ley Nacional Sobre el Uso de la Fuerza”, indicó la SSPC en un comunicado oficial. También se reiteró el compromiso del gobierno federal para frenar a los generadores de violencia y restablecer la seguridad en la región.
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, confirmó que los operativos se extenderán a lo largo de 26 municipios de Michoacán, así como en zonas de Guanajuato y Jalisco, donde se han reportado incendios de vehículos, ataques a tiendas, bloqueos y agresiones armadas contra autoridades.
Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado de Michoacán ha confirmado la detención de dos presuntos criminales vinculados a los disturbios ocurridos el pasado 23 de abril, sin que se haya especificado el origen de la violencia. A la par, se aseguraron explosivos y otros artefactos bélicos en diversos puntos del estado.
El uso de armamento de procedencia extranjera por parte de organizaciones criminales en México ha encendido de nuevo el debate sobre el tráfico de armas desde Estados Unidos, una problemática que continúa alimentando el poder de fuego de los cárteles y agravando la crisis de seguridad en regiones clave del país.
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