En una jornada marcada por la solemnidad y la fe, miles de fieles y líderes de todo el mundo despidieron al Papa Francisco, fallecido el pasado lunes, en una ceremonia histórica en la Basílica de San Pedro y su posterior entierro en la Basílica de Santa María la Mayor.
La Misa exequial, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, reunió a 980 concelebrantes, entre cardenales, obispos y sacerdotes, y a más de 4,000 sacerdotes asistentes. Frente al altar, un ícono de la Salus Populi Romani —tan querido por Francisco— acompañó el acto litúrgico, que siguió el nuevo Ordo Exsequiarum Romani Pontificis de 2024, simplificado por deseo del propio pontífice.
Durante la celebración, se proclamaron lecturas y oraciones en varios idiomas, entre ellos francés, árabe, portugués, polaco, alemán y chino. Después de la Comunión, se realizaron los ritos de la Ultima commendatio y la Valedictio, como último homenaje de la Iglesia al alma del Papa.
Tras la ceremonia, el féretro de Francisco fue trasladado en procesión hacia la Basílica de Santa María la Mayor, recorriendo emblemáticas calles de Roma como Via dei Fori Imperiali y Via Merulana, acompañado por fieles que abarrotaron la Vía de la Conciliación.
En su última morada, el féretro fue depositado en un nicho entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza. Durante el rito de inhumación se cantaron salmos, se rezaron intercesiones y se entonó el Regina Caeli. Posteriormente, se imprimieron los sellos oficiales en el ataúd y se redactó un acta auténtica de sepultura, firmada por altos representantes de la Iglesia.
Una despedida global
Al funeral asistieron delegaciones oficiales de más de 50 países, entre ellos Argentina, Italia y Estados Unidos. También participaron miembros de casas reales de Europa y Medio Oriente, jefes de Estado, primeros ministros, y representantes de organizaciones internacionales como la ONU y la OSCE.
Se destacó la presencia de representantes ecuménicos de Iglesias ortodoxas, protestantes, anglicanas, así como de comunidades judías, musulmanas, budistas, hindúes, sijes, zoroastristas y jainistas, evidenciando el legado de diálogo interreligioso que el Papa Francisco impulsó durante su pontificado.

La Santa Sede confirmó que el rito de inhumación concluyó a las 13:30 horas locales, cerrando un emotivo capítulo en la historia de la Iglesia Católica.
