Una alerta emitida por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos reveló que los cárteles mexicanos de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y del Golfo están utilizando empresas fachada del sector energético en la frontera sur estadounidense para vender crudo robado a Pemex como si fuera aceite usado.
Según la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN), los grupos delictivos trasladan el crudo en camiones cisterna que falsifican su contenido para evadir controles. Una vez en Estados Unidos, se almacena y se comercializa como petróleo crudo legal, siendo enviado incluso a mercados internacionales como Japón, India y África.
Las ganancias por cada envío de crudo robado pueden superar los 5 millones de dólares, con varias operaciones mensuales. Parte de ese dinero se transfiere a empresas controladas por los propios cárteles en México, lo que convierte al huachicol en una de sus principales fuentes de ingresos ilegales fuera del narcotráfico.
FinCEN instó a las instituciones financieras estadounidenses a vigilar estos movimientos para detectar y bloquear los flujos financieros de las organizaciones criminales, señalando que esta red de contrabando también ha generado corrupción, violencia y accidentes en territorio mexicano.
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