Los efectos devastadores del prolongado bloqueo israelí sobre la Franja de Gaza se reflejan en los cuerpos desnutridos de miles de niños. Costillas visibles, extremidades delgadas y la desesperación por un trozo de comida se han vuelto parte del día a día en el enclave palestino, donde la población enfrenta una de las peores crisis humanitarias de su historia reciente.
Najwa, símbolo de la emergencia
Najwa Hussein Hajjaj, una niña de seis años que padece una afección en el esófago, ha perdido casi la mitad de su peso corporal en apenas dos meses. Su familia, desplazada y sin recursos, apenas logra encontrar alimentos, agravando su ya delicado estado de salud. Hoy pesa apenas 9.5 kilos.
Bloqueo y escasez total
Durante más de 80 días, Israel bloqueó completamente el acceso de alimentos, combustible y medicinas a Gaza como medida de presión hacia Hamás. Aunque recientemente permitió el ingreso limitado de ayuda, organizaciones humanitarias aseguran que la asistencia no ha sido suficiente para detener el avance hacia una hambruna masiva.
Los alimentos, si se encuentran, son inalcanzables para la mayoría. En los mercados, un kilo de tomates cuesta más de 11 dólares y un kilo de pepinos alcanza los 10 dólares. Las familias compran por unidad: dos tomates, un pepino, dos chiles, lo que el dinero alcance para ese día.
Crisis total: sin agua ni pan
En el norte de Gaza, la población cava pozos improvisados para acceder a agua sucia, mientras los hornos y panaderías llevan semanas sin operar por falta de trigo y combustible. Muchas personas recurren a moler lentejas o pasta para hacer pan.
Las cocinas comunitarias, una de las pocas fuentes de alimento, apenas pueden sostenerse. Algunas, como la del joven Adeel Sukkar, que alimentaba a 500 familias, han cerrado al agotarse las donaciones internacionales.
Desplazamientos masivos y hacinamiento
El 90% de la población ha sido desplazada por la ofensiva militar iniciada en octubre de 2023. En zonas como Gaza norte y Jabaliya, cientos de miles sobreviven en tiendas improvisadas, expuestos a enfermedades, sin servicios básicos y con una alimentación crítica.
La comunidad internacional reacciona tarde
Pese a los llamados de emergencia de organismos internacionales, la ayuda humanitaria fluye con lentitud, limitada por restricciones logísticas y políticas. Jordania intenta evacuar a Najwa para que reciba atención médica, pero miles de niños como ella siguen atrapados.
Este desgarrador panorama evidencia las consecuencias de un conflicto prolongado que está dejando una generación de niños marcada por el hambre, el trauma y el desplazamiento.
*Basado en el trabajo periodístico de Vivian Yee, corresponsal del The New York Times, quien cubre África del Norte y Medio Oriente desde El Cairo, y cuyo artículo original documenta con profundidad la crisis humanitaria en Gaza.