Un nuevo hallazgo de terror estremeció a México tras descubrirse una fosa clandestina con al menos 60 cuerpos en el panteón municipal de Pedro Amaro, en Jojutla, Morelos. Entre los restos se encuentran al menos una decena de bebés, mujeres y restos óseos dispersos, de acuerdo con denuncias del colectivo “Desaparecidos Tetelcingo y Jojutla”.
La activista Amalia Alejandra Hernández exigió que se realicen pruebas genéticas adecuadas y una correcta clasificación forense. “Un bebé completo fue registrado como hueso disperso”, denunció.
La Fiscalía de Morelos informó que los trabajos de exhumación fueron suspendidos por riesgo de colapso de un muro en la zona, deteriorado por las lluvias y las secuelas del huracán Erick. La estructura ya presenta fisuras y hundimientos, lo que pone en peligro al personal que participa en la excavación.
Esta cuarta fase de búsqueda se acordó en abril tras una reunión entre el fiscal Edgar Maldonado, colectivos de víctimas y autoridades de los tres niveles de gobierno. La Fiscalía aseguró que convocará una nueva reunión para definir cómo y cuándo continuar con los trabajos en la fosa.
El caso vuelve a poner sobre la mesa la urgencia de atender la crisis de desapariciones en el país y las fallas institucionales en la identificación de víctimas.