El verdadero papel de la masonería en las independencias de América Latina

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Bolívar fue masón, sí, pero su lucha fue mucho más que rituales secretos. Conoce los detalles #Masonería #IndependenciaLatinoamericana #SimónBolívar #HistoriaReal #SociedadesSecretas

Durante años se ha sostenido que la masonería fue una fuerza clave en las independencias latinoamericanas, y que figuras como Simón Bolívar, San Martín o Miranda fueron masones que llevaron los ideales de la Ilustración a la lucha por la libertad. Sin embargo, nuevas investigaciones sugieren que esta versión es más mito que realidad.

La masonería moderna, con sus rituales, jerarquías y secretos, llegó a América Latina desde Europa a mediados del siglo XVIII, principalmente por vía del Caribe. En un principio, sus logias estaban compuestas casi exclusivamente por europeos y tenían fines más coloniales que revolucionarios. En el mundo hispánico, la masonería fue perseguida desde 1751 por la Inquisición, lo que limitó su expansión.

Con la crisis del imperio español tras la invasión napoleónica, las ideas liberales y republicanas comenzaron a circular con más fuerza. En ese contexto, surgieron sociedades secretas inspiradas en las logias masónicas, como la Logia Lautaro, que funcionaban como centros de organización política. Estas sociedades fueron fundamentales para agrupar a los criollos que querían romper con la corona española, pero no eran logias masónicas propiamente dichas.

Según el historiador chileno Felipe del Solar, solo hay evidencia documental clara de que Simón Bolívar y José Miguel Carrera fueron masones. Bolívar fue iniciado en París en 1806, pero nunca perteneció a las logias que existieron en Venezuela o la Gran Colombia, y en 1828 prohibió todas las sociedades secretas tras descubrir un complot en su contra. En sus escritos y decisiones políticas no hay indicios de influencia masónica significativa.

Francisco de Miranda, aunque fue una figura clave en el pensamiento independentista, no dejó pruebas de haber sido masón. Y José de San Martín o Bernardo O’Higgins, ligados a la Logia Lautaro, tampoco tienen documentación masónica concluyente, aunque sí usaron la organización secreta como medio de coordinación política.

La masonería sí sirvió como modelo de organización y red de contactos. Por ejemplo, Carrera usó su afiliación masónica en Nueva York para conseguir barcos y armas, aunque quienes lo apoyaron lo hicieron por interés comercial más que por hermandad masónica.

Tras la independencia, ya en el siglo XIX, la masonería sí se institucionalizó con más fuerza en países como México, Chile o Cuba, especialmente durante los gobiernos liberales. En esos años, varios presidentes fueron masones, como Benito Juárez, quien impulsó leyes laicas fundamentales.

En resumen, aunque la masonería aportó ideas, contactos y una estructura organizativa, no puede considerarse como el motor de la independencia en América Latina. Su papel fue más indirecto e inspirador que protagónico, y muchas veces ha sido exagerado por la propia masonería como parte de una construcción simbólica de poder e influencia.

Con información de BBC Mundo


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