Cada 18 de julio se conmemora el Día Internacional de la Vaquita Marina, un llamado urgente para proteger a este pequeño cetáceo endémico del Alto Golfo de California, hoy considerado el más amenazado del mundo.
Con menos de 10 ejemplares estimados en vida silvestre, la vaquita marina (Phocoena sinus) enfrenta su mayor amenaza: las redes ilegales utilizadas para pescar totoaba, un pez cuyo buche natatorio es muy codiciado en el mercado negro internacional.
Pese a todo, la esperanza no se ha perdido. Gracias a hidrófonos submarinos, científicos logran detectar sus clics ultrasónicos —una forma de ecolocalización— sin perturbar su entorno. Cada uno de estos sonidos representa una valiosa señal de vida.
Además, la colaboración con comunidades pesqueras como San Felipe, Baja California, ha sido clave para avanzar en el monitoreo. Pescadores capacitados han apoyado en la instalación y mantenimiento de los equipos, fortaleciendo el compromiso con la conservación marina.
Este 18 de julio es más que una fecha simbólica: es una oportunidad para reflexionar sobre nuestro impacto en los ecosistemas marinos y reconocer que cada clic registrado es una señal de que la vaquita sigue luchando.