La fuga de Hernán Bermúdez Requena, conocido como “El Comandante H”, expone una red de corrupción e infiltración criminal en el corazón del aparato de seguridad de Tabasco. De acuerdo con documentos filtrados por Guacamaya Leaks, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) identificó desde 2020 a Bermúdez como operador del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) en el estado, dando órdenes a líderes criminales y controlando las plazas con respaldo institucional. Su relación con el exgobernador Adán Augusto López —quien lo designó como secretario de Seguridad Pública— ha generado suspicacias, y ahora Morena enfrenta un nuevo escándalo que amenaza con escalar.
Según los reportes, Bermúdez fue clave en la expansión del CJNG en Tabasco, permitiendo ejecuciones, cobros por liberación de detenidos, control del huachicol y cooptación de mandos policiacos y hasta personal de la Guardia Nacional. Las mantas, los informes del Ejército y las comunicaciones interceptadas revelan una estructura criminal que operaba desde las instituciones. Aunque López ha negado tener conocimiento de los crímenes de su exfuncionario, la presidenta Claudia Sheinbaum ya solicitó públicamente que ofrezca una explicación.
El caso recuerda los vínculos entre el exsecretario de Seguridad Genaro García Luna y el crimen organizado durante el sexenio de Felipe Calderón, pero ahora toca al partido en el poder, Morena. La ficha roja de Interpol contra Bermúdez, su pasado como jefe policiaco y su presunta relación con crímenes de alto impacto como la ejecución del huachicolero Kalimba, sitúan este escándalo como uno de los más graves en la antesala de las elecciones de 2027.