Cada 15 de septiembre, México celebra su fiesta nacional más importante: el Grito de Dolores. Sin embargo, más de dos siglos después, persisten dudas y mitos en torno a lo que realmente sucedió aquella madrugada de 1810.
Los historiadores coinciden en que Miguel Hidalgo no llamó explícitamente a la independencia, sino a levantarse contra el mal gobierno y los tributos. Con el paso del tiempo, su arenga fue reinterpretada como el inicio de la emancipación absoluta. Tampoco hay registro exacto de sus palabras, aunque testigos como Juan Aldama recuerdan que pidió ayuda para defender la patria y acabar con la opresión.
El estandarte de la Virgen de Guadalupe no fue tomado en Dolores, sino horas después, en Atotonilco. Asimismo, aunque el “Grito” ocurrió la madrugada del 16, desde la Primera República Federal se instauró la costumbre de conmemorarlo la noche del 15, tradición que se consolidó en tiempos de Porfirio Díaz. Finalmente, la independencia no se consumó en 1810, sino en 1821, cuando el Ejército Trigarante entró triunfalmente a Ciudad de México.
El Grito de Dolores es, más que una fecha fija, un símbolo que reúne historia, mito y memoria nacional.
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