Las empresas públicas como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), tienen un papel fundamental en el país, tanto como proveedoras de energía como de ingresos públicos a la Federación. Sin embargo, al observar su balance fiscal, la historia que se cuenta muestra un panorama diferente.
El análisis revela que los balances financieros positivos de Pemex y la CFE se sostienen, en gran medida, por las transferencias del Gobierno Federal que son registradas como ingresos. Lo que impide observar la magnitud de sus déficits y complica la evaluación de su desempeño.
Para 2026, según la Iniciativa de Ley de Ingresos de la Federación (LIF), Pemex tendrá ingresos por 971 mil 677 mdp. A su vez, se prevé que Pemex tenga un gasto de 708 mil 201 mdp. Por ende, el balance financiero presentaría un superávit de 263 mil 476 mdp (un aumento del 2.3 % respecto a 2025). Aunque este dato parece positivo, no distingue entre ingresos propios y transferencias del Gobierno Federal, lo que dificulta evaluar su desempeño real.
Por su parte, la CFE tendría ingresos por 535 mil 477 mdp, a lo que se suman 87 mil 768 mdp en subsidios y transferencias para cubrir tarifas eléctricas, resultando en 623 mil 245 mdp de ingresos totales. En cuanto al gasto total, se estima que ejercerá 602 mil 567 mdp. De esta forma, el balance financiero sería de 20 mil 678 mdp para 2026.
En conjunto, el balance financiero de ambas empresas para 2026, muestra un superávit de 284 mil 154 mdp. No obstante, este monto no refleja, necesariamente, la posición fiscal de las empresas, ya que está sobrestimado por subsidios y transferencias contabilizadas como ingresos propios. Al no considerarlas, el balance fiscal de Pemex y CFE pasaría a -8.0 y -67.1 mil mdp, respectivamente.
Comprender el desempeño fiscal de nuestras empresas resulta esencial para diseñar una política fiscal sólida, transparente y sostenible, principalmente, para construir un mejor futuro económico.