La tragedia golpea a Jamaica tras el paso del huracán Melissa, una tormenta de categoría 5 que ha dejado al menos 19 muertos y un escenario de desesperación total en la ciudad portuaria de Black River, en la parroquia de St. Elizabeth.
Las autoridades locales informaron que el 90% de las viviendas resultaron dañadas y que gran parte de la infraestructura pública —hospitales, estaciones de bomberos y comisarías— quedó fuera de operación. Los sobrevivientes recorren calles enlodadas, removiendo escombros y buscando alimentos o agua embotellada entre tiendas derrumbadas.
“Necesitamos comida, no tenemos nada”, relató a la BBC un habitante de Black River que perdió todas sus pertenencias. Otros testigos describen escenas caóticas en las que personas entraron en supermercados y farmacias destruidas para rescatar productos básicos, mientras las autoridades intentan mantener el orden.
El alcalde Richard Solomon reconoció que su ciudad “está devastada” y pidió comprensión ante la desesperación de los habitantes: “Algunas personas aprovechan, pero la mayoría busca simplemente sobrevivir”.
El Gobierno jamaiquino informó que ya se desplegaron helicópteros y convoyes del ejército para llevar suministros desde Kingston, aunque las carreteras continúan bloqueadas por inundaciones y autos dañados. La ministra de Información, Dana Morris Dixon, señaló que hay comunidades aisladas donde aún no ha llegado la ayuda humanitaria.
En las zonas más afectadas, la falta de electricidad, agua potable y señal telefónica mantiene incomunicadas a miles de familias. Los rescatistas advierten que el número de víctimas podría aumentar una vez que se despejen las zonas más dañadas.
La tormenta Melissa también dejó 30 muertos en Haití, donde el gobierno declaró emergencia nacional. Los meteorólogos prevén que el sistema se debilite mientras se aleja hacia el Atlántico, pero advierten sobre lluvias persistentes y posibles deslaves en el Caribe occidental.