En el verano del 2023 realizando los muestreos de bivalvos para mi investigación doctoral que venía realizando por más de un año en la bahía de Puerto Marqués empecé a ver un cambio en el peso de los ostiones mas no en sus tallas, la razón era el calentamiento del agua hasta 30 grados, conociendo la respuesta, preguntaba el porqué del bajo peso de los ostiones y la respuesta era invariable por todos los pescadores, es por el agua caliente, conocimiento ancestral por ellos pero que al mismo tiempo sin saberlo era el preludio para un fenómeno terrible que acechaba a nuestras costas desde el fondo del mar.
En junio recibí una llamada de Puerto Escondido Oaxaca de una instructora de buceo preguntándome si sabía por qué los corales se estaban blanqueando de una manera muy rápida y si teníamos el mismo problema en Acapulco. Fui a bucear, pero hasta una semana después al sitio donde existe el mayor número de corales pétreos en el litoral de Acapulco que es en la isla Roqueta, llevándome una triste sorpresa que verdaderamente me hizo sentirme impotente ya que las coberturas coralinas estaban completamente blancas y era el preámbulo para consecuencias terribles que hoy estamos sufriendo.
Esto me hizo acercar a uno de mis maestros y amigo el doctorado el Dr. Max Reyes especialista en SIG y estadística, así como con mi compañero y Dr. Alfredo Zarate, especialista en análisis de datos y sensometría remota e inteligencia artificial, explicándoles lo que significaba desde mi óptica como biólogo lo que sucedería si esta situación continuaba y no se detenía.
De aquí surge la decisión de empezar un monitoreo sistemático con la colaboración de operadores de buceo, con chicos apneistas de la sociedad civil “los guardianes del coral” con quienes empezamos a recorrer la isla Roqueta buscando y observando si algún coral pétreo resistía el embate de la temperatura, todavía teníamos la esperanza de que esto sucediera.
Propuse el diagnóstico de las condiciones de coberturas coralinas, georreferenciamos las coberturas, trazamos puntos de muestreo, a diferentes profundidades y aquí fue donde pudimos observar por primera vez lo que se venía……. una anomalía térmica de grandes dimensiones, ahora sabemos que esto fue una onda marina de calor, y que también se caracterizan por su gran duración. Iniciamos un análisis mediante imágenes satelitales veíamos que venía desde latitudes cercanas al ecuador subiendo hasta nuestra latitud y que, aunque finalmente llego a costas baja californianas, esta fue disminuyendo su efecto mientras más alta era la latitud, pero no quedaron exentos sus consecuencias en diferentes puntos del litoral del Pacifico.
Mientras pasaba el tiempo me dedique a seguir monitoreando el fenómeno y a tratar de darlo a conocer en el entorno de mi comunidad iniciando comunicación con otros investigadores especialistas en corales de México y la sorpresa es que estaba sucediendo lo mismo, aunque no con estas características en casi todo el país y ya no solamente en el Pacifico, llegamos a la conclusión que era el calentamiento gradual del planeta que no se ha podido detener.
¿Pero porque en Acapulco teníamos hasta 33 grados en días excepcionales?
Aunque encontramos que la corriente del Niño era en gran parte responsable de esta situación y por lo general los efectos en esta área son más del tipo superficial en esta ocasión encontramos durante los muestreos en la columna del agua algo verdaderamente sorprendente y era que si en superficie teníamos 32 grados a 25 metros de profundidad también se tenían 32 grados, esto venía a quitarnos las posibilidades de estrategias como tratar de recuperar colonias o fragmentos de coral para llevarlas más profundo buscando agua más fresca, ya que sin la la luz necesaria para la fotosíntesis no era posible que sobrevivieran , incluso me desplace a la ciudad de México buscando alojamiento en acuarios particulares pero ya era demasiado tarde, ya que en el mes de septiembre todas las colonias de corales estaban (99.9%) muertas y es a finales septiembre también cuando encuentro algo que hoy puede ser una esperanza para encontrar una solución.
Buscando colonias resilientes de las dos especies más abundantes que son del género Pocillopora sp., y el género Pavona sp., en este último observe que era más resistente a las condiciones extremas de temperatura, mientras que el género Pocillopora era sumamente vulnerable, y a su vez casi de inmediato cubierto por algas filamentosas, muriendo en no más de seis días iniciando el blanqueamiento.
Durante tres meses seguí encontrando algunas colonias de Pavonas con un poco de zoohantelas hasta que se quedaban sin zoohantelas.
Aquí viene lo mejor de esta investigación que inicie de forma urgente ante la emergencia que se presentó; buscando corales vivos, en una inmersión, lleve una lupa y una lampara de luz ultravioleta que resaltan a las estructuras vivas, y aquí es donde veo pólipos aun vivos de Pavonas, completamente blancos pero vivos!! me meto a la literatura, consulto con un amigo especialista y confirmo que los corales escleroticnios en su evolución, algunas especies dependen más de lo que las algas zoohantelas les aportan de alimento, que a diferencia de otras como las Pavonas, digamos son “más autótrofas” y esto los hacia resistir más, que en este caso hasta más de dos y tres meses, pero estas últimas, las Pavonas se encontraban ante una gran desventaja y eran….. “las temibles algas filamentosas” que acababan avasallándolas, cubriéndolas estas grandiosas estructuras que se formaron por décadas, en cuestión de días se cubrían y morían, acabando con estos maravillosos sumideros de carbono con sus diferentes funciones que aportan tantos beneficios a los ecosistemas marinos.
Aun así, trate de realizar una medida desesperada en algunas colonias de Pavona llevando a buzos de los guardianes del coral a que me ayudaran con brochas suaves a limpiar los pólipos de Pavona que se resistían a morir y sentíamos que les ayudábamos a aferrarse a la vida, pero no pasaban más de cuatro días como promedio y ya estaban cubriéndose de algas filamentosas, teniendo que desistir por mi parte, y con tristeza de esta ardua tarea ya que nunca limpiaríamos todas las coberturas coralinas de la Roqueta y menos las del litoral de Acapulco.
El inicio de septiembre fue muy triste porque tuve un punto de quiebre, llegando a la conclusión que no podíamos hacer nada más, solo los muestreos sistemáticos de la columna de agua y darme cuenta de algo todavía más pavoroso, que podía suceder, para mí era sumamente preocupante, saber que con estas condiciones de temperaturas tan altas y en plena temporada de huracanes, se podía cocinar algo grande, ya que por la tendencia en los últimos años, los más huracanes más extremos que eran máximo de categoría dos, se desarrollaban, después de septiembre.
Mi inquietud era suponiendo con el peor escenario ¿Qué pasaría si dentro de las trayectorias que comúnmente son paralelas a la costa se presentaba uno de estos fenómenos hidrometereológicos cerca de Acapulco? Y peor aun teniendo el agua tan caliente.
Septiembre y hasta principios de octubre se siguieron haciendo monitoreos y la temperatura salvo un solo día que se tuvo 29 grados era de 31 y 32 grados en la columna de agua hasta 25 metros como lo fue hasta el día del huracán.
Y fue que me decidí y fui a informar a autoridades estatales de mi preocupación, no tuve esa capacidad de que me hicieran caso por lo que mejor me acerque a medios de comunicación, que afortunadamente y por las buenas relaciones con ellos (soy por lo general su referente en temas ambientales) me ofrecían sus espacios en radio, en televisión, en redes sociales, en periódicos estatales y en charlas informales en alguna universidad (cabe decir que la universidad donde di alguna platica despareció tras el paso del Otis y hoy ya cerró sus puertas definitivamente), donde les platicaba del peligro que se tendría si se conjugaban las condiciones de la temperatura en la columna de agua caliente, por la cercanía a nuestras costas de uno de estos fenómenos, además de los daños ambientales que ya habían empezado con el blanqueamiento de los corales y las consecuencias que representaría en la infraestructura de nuestro puerto, y pérdida de vidas humanas etcétera.
El resultado es que desafortunadamente lo que dije que podría suceder pues sucedio, Otis se llamó, y esto marco la vida de muchas familias en nuestro puerto y separo definitivamente a muchas más.
Y bueno de lo malo también se pueden obtener ideas y esperanzas, el Otis nos dejó aparte de daños muchas enseñanzas en muchos sentidos, cómo las emocionales, las económicas y psicológicas, que desde mi óptica, fue que aprovechar el conocimiento de haber recopilado la información de los muestreos era una fortuna para inferencias e investigaciones, que con trabajo para sobrevivir después de este duro golpe y al igual que miles de acapulqueños perdimos mucho como en mi caso, mi casa desapareció con los pocos bienes que tenía casi por completo, mis computadoras se mojaron completamente, con los respaldos de tres años y medio del doctorado (los discos duros los perdí), pero no he perdido la esperanza de seguir buscando estrategias no solo para coadyuvar a proteger los ecosistemas marinos sino también a poder salvaguardar la vida de seres humanos después de ver el desastre que causo Otis en mi entorno.
Dos semanas después del huracán se me ocurrió como poder aprovechar la información que teníamos y esta pudiera ayudar a tener mejores protocolos de prevención, los que existían no eran malos, pero dentro de lo que sabíamos, nos faltaba algo, y era como saber la magnitud de un huracán con anticipación, cómo poder determinarla era el desafío ya que algo nos estaba fallando, y era lo que se preguntaban los meteorólogos ¿Por qué se desarrolló en solo 12 horas de tormenta tropical a huracán categoría 5?.
Y aquí fue donde alce la mano comentándole a mi profesor mi inquietud y que podíamos explorar como estrategia con base en lo que habíamos estado haciendo, le propuse seguir trabajando con los muestreos y ver cómo utilizar los datos que ya teníamos, para a su vez conciliarlos con sistemas de información geográficos y desarrollar modelos de predicción con el Dr. Zarate, empezando con una red hidrográfica de sensores submarinos de temperatura que nos permitiera tener detalles más finos y detectar anomalías térmicas no solo a gran escala sino a nivel local, le hice un borrador y aunque el plan sonaba perfecto, solo faltaba realizarlo y nos encontramos ante el primer obstáculo ya que necesitábamos primero sobrevivir, todos estábamos sin luz, sin agua, con pocos alimentos pero con toda la actitud para seguir muestreando, el segundo obstáculo era que desafortunadamente del padrón de embarcaciones matriculadas en Acapulco que eran alrededor de 1720, se hundieron más del 97% de las que estaban en el agua y es donde aún seguimos con dificultades, pero gracias a que los operadores de buceo aunque perdieron todas sus embarcaciones, ya adecuaron al menos una embarcaciones cada una de las tres operaciones que nos ayudan, hemos ido poco a poco a trabajar con ellos en los muestreos, y por su parte ellos ayudándonos en la búsqueda de corales resilientes, que cabe decir no hemos podido encontrar un solo coral vivo.

El tercer obstáculo y quizá el más importante ha sido el obtener los recursos económicos para seguir trabajando. Decidí con recursos propios comprar los sensores submarinos, afortunadamente con una tarjeta de crédito compre dos, un amigo coopero con otro y estamos a la espera de otro más, nuestra propuesta es tener al menos 40 sensores para colocarlos a 10 y 15 metros de profundidad en sitios estratégicos de los 62 kilómetros de litoral del municipio.
El día de hoy estoy realizando un video que se utilizara para ir a diferentes asociaciones civiles, a organizaciones no gubernamentales y hacer así una red de esperanza con la ayuda participativa de personas físicas también que nos permita desarrollar más en forma la red hidrográfica, y desarrollar una alerta temprana.
La red estará basada en miles y millones de datos que se iran acumulando de las temperaturas superficiales, con los datos de la columna de agua desde antes y después del Otis, permitiendo desarrollar los modelos predictivos en la determinación de la magnitud de un fenómeno meteorológico, que es la especialidad del Dr. Zarate y el Dr. Max, mis amigos y maestros, un trabajo de esta envergadura no es posible hacerlo solo y el trabajo en equipo es muy importante, buscar también el trabajo participativo de sociedad civil es relevante para transmitir a otros sectores de la población.
Planteamos una metodología, la hemos ido afinando día a día y hoy la vemos cada vez más sencilla. Los sensores submarinos de temperatura se sumergen por un buzo a 15 y 25 metros de profundidad, anclándose a una estructura hecha exprofeso como anclaje y que será marcada con una pequeña boya sobre el fondo marino y que sea visible a un metro de altura para su posterior localización, georreferenciando cada sensor y anclaje con un GPS con ecosonda en rutas preestablecidas para la posterior búsqueda de estos, así como la recopilación de los datos de cada sensor; el sensor es configurado en el fondo por el buzo monitor con un smartphone con carcasa, vía bluetooth para que cada minuto registre la temperatura.
Transcurriendo una semana se vuelve al sitio donde fue colocado el sensor, donde el buzo monitor realice el procedimiento de recopilación de datos acercando el smartphone vía bluetooth en alrededor de un minuto y en una sola inmersión se obtienen los datos, optimizando de esta forma los tiempos de fondo y agilizando el trabajo bajo el agua.
Por la gran cantidad de almacenamiento de cada sensor (96,000 datos) si las condiciones del mar no permitieran bucear puntualmente, se puede recuperar la información aun después de cuatro semanas o más.
Una vez en superficie los datos almacenados en el teléfono, se comparten por WhatsApp para su respaldo inmediato, y el posterior análisis de gabinete que permita observar en las graficas el comportamiento de la temperatura en los rangos de tiempo que se conciliaran con los datos de temperatura superficiales y con los algoritmos desarrollados para tener modelos predictivos con mayor certidumbre utilizando inteligencia artificial y procesos de “machine learning” que nos permita agilizar el proceso de datos. Estos a su vez si se llega a detectar una temperatura mayor de 26 grados es una alarma para vigilar más de cerca la evolución de perturbaciones tropicales, ya que 26 grados son los que se necesitan para la formación de disturbios o perturbaciones tropicales, depresión y tormenta tropicales.
El día de hoy la metodología que seguimos en la fase de prueba está probada, pero siguen faltando los recursos, ya que no podemos depender de las operaciones de buceo para un monitoreo sistematizado, no podemos obstaculizar sus actividades de buceo normales. Esto no ha sido un gran inconveniente ya que hemos ido ajustando día a día la metodología, pensando ya en una segunda fase planteada y será tener boyas que envíen información en tiempo real con un mayor número de variables que aportaran información muy importante en los modelos de predicción, así como en el conocimiento de factores que inciden en ámbitos como lo es la producción pesquera y en la conservación de ecosistemas marinos.
Al mismo tiempo estoy capacitando al Dr. Zarate como mi compañero de buceo y monitor submarino, mientras que el Dr. Max por su parte, y basado en su experiencia y por su especialidad de establecer rutas preestablecidas con el GPS y mapeo pretendemos seguir desarrollando el mapeo de coberturas coralinas que ya habíamos iniciado antes y que por el blanqueamiento masivo fueron dañadas, ahora pretendemos restaurar por medio de viveros de coral, que tendremos que empezar con piezas fragmentadas de otros sitios del litoral que ya tenemos localizados en Puerto Vicente Guerrero a 130 kilómetros de Acapulco.
Los viveros de coral y con el afán de hacer ciencia ciudadana estarán a cargo de las operaciones de buceo bajo nuestra capacitación, fomentando no solo la conservación para los ecosistemas, su aspecto paisajístico, también es una forma de transmitir a los usuarios del destino en el buceo turístico, con el conocimiento básico de la protección que se requiere para estos importantes ecosistemas. Cada vivero tendrá un sensor de temperatura para su control y registro constante de datos que aporten información relevante.
Pues básicamente, esto es lo que sigo haciendo en mi día a día desde antes del huracán y donde los corales fueron fundamentales para un aviso, un indicador biológico que tomé como inicio de todo esto y que hoy por supuesto estoy transmitiendo todo este conocimiento, dando muchas charlas de donde me llamen, ya sea un jardín de niños a una universidad, desde diciembre del 2023 fui a dar una conferencia a un Simposio de Diseño Bioclimático en un doctorado de arquitectura en la Universidad Metropolitana en la Ciudad de México , una conferencia presencial a un grupo de Arquitectura de la UNAM que vinieron a ver las consecuencias del Otis, una conferencia virtual a un grupo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, una ponencia en un foro académico de mi universidad y un sinfín de entrevistas, varias charlas que van desde escuelas de bachillerato hasta conversatorios, asistí a un retiro estratégico en Cuernavaca para el desarrollo de una mesa de trabajo con varias asociaciones que están colaborando en la reconstrucción de Acapulco y se integró una sub mesa marítimo costera donde junto con mis compañeros doctores hemos presentado propuestas como la red hidrográfica, la restauración de las coberturas coralinas y el monitoreo remoto con estaciones meteorológicas que transmitan en tiempo real y coadyuven en la obtención de datos, junto con los sensores submarinos y poder cada vez más a tener una certidumbre mayor en los modelos predictivos a desarrollar.
Actualmente tengo una exposición de fotografía submarina donde llevo escuelas que me solicitan y les doy una visita guiada platicándoles de biodiversidad submarina, hice una presentación que estoy utilizando en comunidades rurales para platicarles porque se forman los huracanes, sobre el calentamiento global y cambio climático así como actividades que sirven para coadyuvar a disminuir los gases efecto invernadero, este viernes 17 tengo una conferencia magistral sobre este tema en el auditorio donde tengo la exposición de fotografías que me está ayudando mucho como escaparate a este propósito, en junio me llevo la exposición a la capital del estado a un museo universitario para realizar lo mismo, ya que considero que soy y puedo ser un agente de cambio si transmito mis conocimiento y logro cambiar la percepción de algunos miembros de nuestra sociedad (ojalá de tomadores de decisiones).
Hoy voy a ser honesto, solo tengo una preocupación y es que la temporada de lluvias y huracanes inicia hoy 15 y no podemos conseguir aun los recursos para seguir las investigaciones de forma más sistematizada, continuar con los muestreos que son tan importantes y que ayuden a tener una alerta temprana certera, a desarrollar protocolos de prevención en los sistemas de protección civil con los que seguramente tendremos que trabajar de la mano para salvaguardar la vida de más seres humanos, y aunque es casi imposible, buscar estrategias que ayuden ante fenómenos extremos a conservar los ecosistemas marinos, ya que veo que nuestras autoridades ambientales además de no tener mucho conocimiento al respecto, percibo una apatía hacia cualquier iniciativa disruptiva como esta.
¡Te mando un afectuoso abrazo!
Tu amigo Juan Barnard