Los residentes han reportado que el flujo de aguas residuales se ha incrementado, extendiéndose por varios metros de la avenida, lo que ha provocado la formación de charcos y un olor desagradable en la zona. “Este problema no solo es una molestia, sino que representa un riesgo sanitario y podría deteriorar la infraestructura de la vía si no se resuelve pronto”, comentó María Rodríguez, vecina afectada.
La acumulación de agua podría debilitar el pavimento, generando baches y hundimientos, lo que aumentaría el riesgo de accidentes.
Además, la exposición prolongada a aguas contaminadas puede representar un foco de infecciones y enfermedades para la comunidad.