El oro experimentó una caída de más del 2% en un mercado caracterizado por la volatilidad. Según Adrian Ash, director de investigación de Bullionvault, esta situación refleja el nivel de pánico que afecta a los mercados de renta variable, con los operadores liquidando posiciones ganadoras para cubrir las llamadas de margen en otros activos.
El temor a una recesión en Estados Unidos llevó a los inversores a deshacerse de activos de riesgo, lo que afectó significativamente a los mercados bursátiles. Las acciones japonesas superaron en pérdidas a las del Lunes Negro de 1987. La tasa de desempleo en EE.UU. subió al 4.3% en julio, aumentando la expectativa de un recorte de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal en septiembre.
Han Tan, analista jefe de mercados de Exinity Group, destacó que las tensiones geopolíticas y la esperanza de un mayor recorte de tasas deberían favorecer al oro, que podría alcanzar un nuevo máximo histórico una vez que se calmen los nervios.
Los precios de otros metales preciosos también cayeron. La plata bajó un 5.7% a 26.92 dólares, el platino un 4.1% a 918.35 dólares y el paladio perdió un 4.5% a 849.05 dólares.
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