Ante el creciente número de tiroteos en escuelas y la falta de reformas legislativas para controlar la violencia armada, los padres y los distritos escolares de EE.UU. han tomado la seguridad en sus manos.
Desde ventanas a prueba de balas hasta mochilas antibalas, las aulas han sido rediseñadas para enfrentar la amenaza constante.
A la par de nuevas tecnologías, como botones de pánico y pizarras que se convierten en refugios, el estrés emocional se ha vuelto parte de la rutina diaria de estudiantes y maestros.
Con al menos 32 tiroteos en escuelas solo en 2024, los educadores lidian no solo con el desafío de enseñar, sino con el temor constante de un posible ataque.
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