El término “podredumbre cerebral” —elegido como Palabra Oxford del Año 2024— ha encendido las alarmas sobre los efectos del consumo excesivo de contenido trivial en línea. Este fenómeno, inicialmente una expresión coloquial, describe el deterioro mental provocado por horas frente a pantallas y se ha convertido en un tema de estudio científico. Investigaciones recientes han vinculado este hábito con reducción de materia gris, problemas de atención y debilidad en la memoria, efectos similares a los observados en adicciones como el alcohol o las metanfetaminas.
El problema no se limita a los jóvenes, aunque las cifras son preocupantes: preadolescentes pasan en promedio 5 horas y 33 minutos diarios frente a pantallas, mientras que adolescentes superan las 8 horas, según estudios de Common Sense Media. A nivel educativo, un 84 % de los docentes considera que la tecnología digital distrae en el aula. Este uso desmedido genera un círculo vicioso en el que el consumo de contenido de baja calidad deteriora la salud mental, perpetuando un ciclo de dependencia digital.
Soluciones en el horizonte
Expertos como el psicólogo Eduardo Fernández sugieren establecer límites en el tiempo de pantalla y fomentar actividades físicas o sociales para contrarrestar los efectos nocivos. También es crucial priorizar contenido educativo y crítico, además de abogar por políticas que regulen algoritmos adictivos diseñados para maximizar nuestro tiempo en línea.
La “podredumbre cerebral” no es solo una metáfora: es un llamado a repensar nuestra relación con la tecnología antes de que el costo cognitivo sea irreversible.