Rubén Soto, experto en Sistemas de Riego Agrícola, enfatiza la necesidad de adoptar tecnologías de riego más eficientes, destacando que “por el riego rodado (canales), casi el 96% del agua se desperdicia, entonces tenemos que hacer riegos localizados, tenemos que buscar la manera de cómo hacer tecnologías que nos permitan que cada gota que nosotros usemos de agua, sea perfectamente aprovechada y no desperdiciarla”.
Jonathan Hernández, docente e investigador de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMEX), explica que los métodos de riego tradicionales, heredados de los cartagineses, son altamente ineficientes. Estos métodos, conocidos como riego rodado, implican la inundación de campos de cultivo, lo cual resulta en una enorme pérdida de agua.
En México, tres de cada cuatro litros de agua dulce se destinan al agro. Sin embargo, cuando se trata de cultivos de riego a cielo abierto, el 90% de esa agua se desperdicia debido a la evaporación o filtración al subsuelo sin irrigar adecuadamente los sembradíos, especialmente de granos como maíz, trigo o garbanzo.
Para enfrentar este desafío, es crucial transformar el campo y apostar por modelos de irrigación que reduzcan el desperdicio de agua. Rubén Soto destaca la importancia de convertir superficies de temporal en superficies de riego presurizado, utilizando métodos como goteo, aspersión, microaspersión e incluso riego por compuertas.
Actualmente, cuatro de cada cinco hectáreas de tierras agrícolas en México dependen de sistemas de riego poco eficientes, lo que resulta en la pérdida de millones de litros de agua. A pesar de que el 76% del agua disponible se usa para la agricultura, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) solo invierte siete de cada cien pesos en mejorar, reparar o modernizar los sistemas de riego en las 4.1 millones de hectáreas que requieren del líquido.
Nefi Bracamonte, experto en sistemas de riego agrícola, señala que “los apoyos en el campo están muy débiles. El gobierno nos ha mandado un mensaje de que cada quien se rasque como pueda”. Este comentario refleja la necesidad de un mayor apoyo y financiamiento para modernizar los sistemas de riego y hacer frente al desafío de la eficiencia hídrica en la agricultura mexicana.