En un fenómeno poco común pero profundamente impactante, algunas personas desarrollan alergias severas a fluidos corporales como el semen, la saliva o incluso el sudor de sus parejas. Aunque raras, estas reacciones no solo afectan la salud física, sino también la vida emocional, sexual y social de quienes las padecen.
Tal es el caso de Maura, una mujer de Ohio, que descubrió que tenía una alergia al semen a los 20 años, lo que le provocaba ardor, hinchazón y hasta dificultades respiratorias. Su situación, como la de otros pacientes, se encuadra en lo que los médicos denominan hipersensibilidad al plasma seminal, una condición poco comprendida y difícil de diagnosticar.
Además de esta rara alergia, existen casos documentados de personas que sufren reacciones al contacto con la saliva de alguien que ha ingerido ciertos alimentos como nueces o mariscos. Incluso se ha reportado sensibilidad al sudor o al olor corporal, asociado en algunos casos con trastornos del sistema inmunológico, como el síndrome de activación de mastocitos.
Investigaciones recientes también han identificado un grupo que asegura padecer el síndrome Personas Alérgicas a Mí (PATM), donde otros experimentan síntomas alérgicos al estar cerca de ellos. Aunque esta condición aún no cuenta con reconocimiento oficial, se ha detectado la emisión elevada de sustancias químicas como el tolueno en estos individuos.
El tratamiento suele incluir antihistamínicos o procedimientos de desensibilización, pero sigue habiendo muchas incógnitas sobre el origen y evolución de estas alergias. Para quienes las viven, como Maura, el reto va más allá de lo físico: sus implicaciones emocionales y relacionales son igual de profundas.