Con solo 25 años y aún como estudiante universitaria, Bárbara Gosziniak Paiva diseñó un invento con el poder de cambiar millones de vidas: una botella portátil capaz de purificar agua contaminada utilizando radiación solar y microfiltración. Su nombre es Aqualux, y fue desarrollada mientras cursaba la maestría en Ingeniería de Materiales en la Universidad Federal de Ouro Preto (UFOP).
La idea surgió como respuesta a un problema urgente: más de 35 millones de brasileños viven sin acceso a agua potable, según el Instituto Trata Brasil. Aqualux propone una solución simple, ecológica y portátil: en solo tres pasos —microfiltración, exposición solar y enfriamiento—, elimina bacterias, virus y otros contaminantes. Todo, dentro de una botella del tamaño de un termo común.
El impacto del invento fue inmediato. Aqualux ganó el primer lugar en la etapa nacional del Red Bull Basement y llevó a Bárbara a representar a Brasil en la final global en Turquía. También fue reconocida por Forbes en su lista Under 30, y su historia ha inspirado a jóvenes científicos de todo el país.
El proyecto nació en el Laboratorio de Polímeros y Propiedades Electrónicas de Materiales (Lappem), donde Bárbara encontró el espacio para unir ciencia, sostenibilidad y compromiso social. Aunque la producción comercial aún no inicia, la joven ya trabaja en alianzas y desarrollo de negocio para llevar Aqualux a comunidades vulnerables.
Hoy, Bárbara sigue su carrera académica en el doctorado, enfocada en tecnologías de purificación de agua y dispositivos sostenibles. A través de ponencias y charlas TEDx, comparte su experiencia y motiva a otros a creer en el poder de la ciencia para transformar realidades.
“Aqualux no es solo una botella. Es una muestra de que la innovación con propósito puede nacer desde cualquier rincón del mundo”, afirma.