Su último día estuvo marcado por una sorpresiva reunión privada con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y una emotiva bendición Urbi et Orbi desde la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
La audiencia con el vicepresidente estadounidense se llevó a cabo en la Casa Santa Marta, donde residía el pontífice y se recuperaba de una neumonía. Aunque el encuentro no fue público, el Vaticano confirmó que duró solo unos minutos y fue una muestra de cortesía pascual. En redes sociales se difundieron imágenes del Papa en silla de ruedas y un breve video en el que Vance le dice: “Rezo por usted cada día. Que Dios le bendiga”.
Más tarde, a pesar de su frágil estado de salud, Francisco apareció brevemente para impartir su última bendición Urbi et Orbi ante una multitud reunida por la misa de resurrección. Solo pronunció unas pocas palabras: “Hermanos y hermanas, feliz Pascua”.
El mensaje pascual fue leído por Monseñor Diego Ravelli e incluyó un fuerte llamado a la paz en Gaza, la liberación de rehenes y el fin de la violencia en distintas regiones del mundo. El Papa también pidió esperanza, compasión hacia migrantes y marginados, y una fe renovada en la fraternidad entre todos los pueblos.
Con su partida, concluye un papado marcado por la apertura, la humildad y el esfuerzo constante por reconciliar a la Iglesia con el mundo moderno.