El acoso escolar sigue siendo un problema grave en España. Datos oficiales indican que el 6.5 % del alumnado lo sufre de forma frecuente y hasta el 15.8 % lo padece varias veces al mes, cifra que sube al 21 % en estudiantes de origen migrante. Más allá de las estadísticas, el bullying deja secuelas emocionales profundas en víctimas, agresores y observadores.
Especialistas señalan que la autorregulación emocional es una herramienta clave para prevenir y afrontar estas situaciones. Esta habilidad permite reconocer, controlar y expresar emociones como miedo, ira o tristeza de forma saludable. Estudios muestran que estudiantes con buena gestión emocional tienen menos riesgo de ser víctimas o agresores y son más propensos a intervenir de manera positiva.
La educación emocional en la escuela, el apoyo familiar y entornos empáticos fortalecen la resiliencia y reducen el acoso escolar, mejorando la convivencia y la salud mental.
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