En las selvas tropicales de América Central y del Sur, científicos descubrieron un árbol que convierte los rayos en aliados para eliminar a sus competidores. Se trata del Choibá (Dipteryx oleifera), también conocido como almendro o haba tonka, una especie que puede alcanzar los 40 metros de altura y que ha desarrollado una asombrosa adaptación: sobrevive a las descargas eléctricas y las usa para ganar espacio vital.
El hallazgo, publicado en la revista New Phytologist, reveló que mientras el 64 % de los árboles golpeados por rayos mueren, los Choibás no solo sobreviven, sino que “electrocutan” árboles y lianas cercanas. Un solo impacto puede eliminar en promedio a 9 árboles vecinos y reducir en un 78 % las enredaderas que lo parasitan, aumentando así su acceso a luz y nutrientes.
Según Evan Gora, ecólogo del Instituto Cary de Estudios de Ecosistemas, los árboles alcanzados por rayos ganan una ventaja reproductiva enorme: su descendencia puede multiplicarse hasta 14 veces más que la de otros árboles. Parte de su resistencia podría deberse a su estructura interna altamente conductiva y a la humedad de su madera, que actúan como un pararrayos natural.
El Choibá habita desde Nicaragua hasta Colombia y Ecuador, y es tan alto y ancho que es un 68 % más propenso a ser alcanzado por rayos. Puede vivir siglos y recibir múltiples impactos a lo largo de su vida. Este fenómeno, hasta ahora desconocido, podría cambiar la forma en que entendemos el papel de los rayos en los bosques tropicales y su impacto en la evolución vegetal.
Los investigadores ahora buscan saber si otras especies en África y Asia también han desarrollado esta extraña estrategia de supervivencia.