Una tortilla que puede durar hasta 30 días sin refrigeración ha sido desarrollada por científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), con el objetivo de mejorar la alimentación de comunidades vulnerables donde no hay acceso a electricidad ni a refrigeradores.
La innovación está encabezada por Raquel Gómez, científica alimentaria, quien ha utilizado microorganismos probióticos para conservar las tortillas de harina de trigo sin necesidad de conservadores artificiales. Este avance es especialmente importante en regiones como Chiapas, donde menos del 66% de la población tiene refrigerador, según datos oficiales.
La tortilla fermentada desarrollada por la UNAM permanece fresca por hasta un mes, gracias a la acción de prebióticos y cultivos vivos que mejoran tanto la conservación como el valor nutricional del alimento. “Fue pensada para personas sin acceso a refrigeración, en zonas donde hervir o ahumar los alimentos es la única opción”, explicó Gómez en entrevista con la AFP.
Innovación pensada para combatir la desnutrición
De acuerdo con estadísticas del gobierno, casi el 14% de los niños menores de 5 años en México sufre desnutrición crónica, cifra que asciende al 27% en comunidades indígenas. Esta tortilla podría convertirse en una herramienta eficaz para combatir este problema, al aportar nutrientes esenciales y garantizar disponibilidad de alimentos en zonas marginadas.
La investigadora señaló que las tortillas comunes se descomponen rápidamente a altas temperaturas, mientras que la versión fermentada soporta climas extremos sin perder calidad. Aunque el prototipo fue creado con harina de trigo, no se descarta su adaptación al maíz, el alimento base para millones de mexicanos.
Un invento con futuro incierto
La UNAM patentó la tortilla en 2023 y firmó un contrato con una empresa para su comercialización, pero el acuerdo fracasó. A pesar de ello, Gómez sigue en busca de aliados que puedan llevar este producto del laboratorio a las mesas de quienes más lo necesitan.
“Esperamos que, aunque fue desarrollada en un laboratorio, las personas quieran consumirla. Está hecha para ayudar”, aseguró.
Este avance se alinea con el llamado global a desarrollar soluciones sustentables y accesibles que enfrenten los retos del cambio climático, la pobreza y la seguridad alimentaria.
Imagen: Carl de Souza/AFP