Un estudio reciente de la Universidad Northwestern advierte que la publicación de investigaciones fraudulentas crece más rápido que la ciencia legítima. El análisis, publicado en PNAS, señala que la presión por indicadores cuantitativos como número de artículos o citas ha incentivado el fraude, desde plagios hasta la compra de autorías y citas.
El equipo liderado por Luis Amaral detectó redes organizadas, conocidas como “papermills”, que producen masivamente manuscritos falsos con datos manipulados y contenidos plagiados, vendiéndolos a académicos que buscan acelerar sus publicaciones. Incluso, estas mafias usan revistas falsas o usurpan nombres de publicaciones desaparecidas para darles apariencia legítima.
La investigación mostró que estas prácticas alcanzan hasta revistas prestigiosas como PLOS ONE. Los autores proponen reforzar la revisión editorial, mejorar la detección de fraudes y cambiar el sistema de incentivos para frenar esta amenaza a la integridad científica.
Con la llegada de la inteligencia artificial, el problema podría agravarse si no se toman medidas urgentes para proteger la credibilidad del conocimiento científico.