Aunque viajar en avión sigue siendo una de las formas más seguras de transporte, muchos pasajeros se preguntan si hay un lugar en el que sea más probable sobrevivir en caso de accidente. Si bien las autoridades aeronáuticas insisten en que cada incidente es diferente y que no existe un “asiento milagroso”, los datos y análisis sí ofrecen algunas pistas.
Un estudio citado por Time en 2015, basado en datos de la Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, sugiere que los pasajeros ubicados en el tercio trasero del avión tienen tasas de mortalidad más bajas. En concreto, una revisión de 20 accidentes entre 1971 y años recientes mostró que quienes viajaban atrás tenían un 69% de probabilidad de sobrevivir, mientras que en la parte delantera la cifra descendía al 49%.
Además, los asientos centrales –protegidos por los ocupantes de los lados– son estadísticamente más seguros, especialmente si están ubicados en la parte trasera. Por el contrario, los asientos de pasillo del tercio medio del avión fueron los más vulnerables, con una tasa de mortalidad del 44%.
No obstante, la parte central del avión también ofrece ventajas importantes: es estructuralmente más fuerte y suele estar más cerca de las salidas de emergencia. Pero también está justo encima de los tanques de combustible, lo que puede implicar riesgos adicionales en caso de incendio.
Los expertos insisten en que más allá del asiento, la clave para aumentar las probabilidades de supervivencia está en la preparación: contar filas hasta la salida más cercana, usar siempre el cinturón, evitar el alcohol, vestir ropa cómoda y, ante todo, seguir las instrucciones de la tripulación. Y muy importante: nunca intentar sacar el equipaje en una evacuación.
En resumen: los asientos centrales de la parte trasera ofrecen una ligera ventaja estadística, pero ninguna ubicación garantiza la seguridad total. Volar sigue siendo extremadamente seguro y estar alerta es, al final, el mejor seguro de vida.