El consumo de refrescos en México sigue siendo uno de los más altos a nivel mundial, con un promedio de 166 litros por persona al año, de acuerdo con la Secretaría de Salud. Este hábito no solo representa un riesgo para la salud, también implica un gasto significativo en los hogares.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024 del Inegi, las familias mexicanas reportaron un ingreso promedio de 25 mil 955 pesos al mes, de los cuales destinan en promedio 5 mil 994 pesos al rubro de alimentos, bebidas y tabaco. Esto equivale al 37.7 % de su ingreso mensual.
Dentro de este gasto, el consumo de refrescos y bebidas azucaradas ocupa un lugar relevante, al grado de que las autoridades sanitarias lo señalan como uno de los principales factores del sobrepeso y la obesidad en México. La Secretaría de Salud estima que estas bebidas están relacionadas con uno de cada tres nuevos casos de diabetes mellitus y uno de cada siete casos de enfermedades cardiovasculares.
El Gobierno Federal anunció un aumento del 87 % al IEPS de bebidas azucaradas, medida que encarecerá en un peso promedio las presentaciones de 600 mililitros a partir de 2026. Según Hacienda, el objetivo no es recaudatorio, sino disminuir el consumo y financiar tratamientos médicos derivados de estas enfermedades.
Se prevé que, con la aplicación de estos llamados “impuestos saludables”, el consumo de refrescos en México se reduzca hasta un 7 % durante los primeros dos años de vigencia.