Lo que antes era sinónimo de crisis ecológica y turística, hoy comienza a verse como una oportunidad. En Quintana Roo, el sargazo recolectado en las playas ya se convierte en sandalias, lápices, papel reciclado y materiales de construcción, como parte de una estrategia de economía circular impulsada por el gobierno federal y empresas locales.
Solo en lo que va de 2025, se han retirado más de 41 mil toneladas de sargazo del litoral. Ante esto, autoridades como Alicia Bárcena, titular de la Semarnat, presentaron un plan para integrar esta macroalga en cadenas productivas sostenibles. Iniciativas como Sargazo Sandals, que vende calzado ecológico por $1,100 pesos, muestran que el alga puede tener un uso comercial y amigable con el ambiente.
Además, se contempla la creación de un Polo de Economía Circular en el estado y convertir a Holbox en la primera isla libre de plástico y carbono neutral del país.
No obstante, persisten retos: el sargazo puede contener metales pesados como arsénico, lo que obliga a controles sanitarios estrictos. La clave está en la investigación científica y en una coordinación eficiente entre Marina, comunidades, empresas y autoridades.