Un derrame de petróleo ocurrido el pasado 4 de mayo frente a la Terminal Marítima Dos Bocas de PEMEX ha provocado graves daños ecológicos y económicos en el municipio de Paraíso, Tabasco. El escape de al menos 300 barriles de crudo, debido a dos fugas en un ducto marino, ha contaminado más de 16 kilómetros de costa, alcanzando playas, lagunas y manglares, así como áreas naturales protegidas como la Laguna de Mecoacán.
Manglares y fauna marina, severamente afectados
El crudo se ha adherido a raíces de mangles, hábitats de larvas de ostión y peces, provocando la muerte de fauna marinay poniendo en riesgo la biodiversidad. Además, las comunidades pesqueras reportan la pérdida total de bancos ostrícolas, mientras más de 1,500 pescadores han detenido sus actividades por el riesgo de contaminación.
Turismo paralizado y comunidades sin ingresos
Las playas del corredor costero de Paraíso fueron cerradas y ondean banderas negras como símbolo de alerta ambiental. Restaurantes, hoteles y servicios turísticos enfrentan cancelaciones masivas, dejando sin ingresos a cientos de familias.
Respuesta oficial y exigencias ciudadanas
PEMEX reconoció el derrame y activó protocolos de contención, aunque habitantes y ambientalistas critican la lentitud de la respuesta. La ASEA y la Semarnat iniciaron una investigación, mientras que el gobierno estatal ha prometido justicia ambiental. La Semades de Tabasco ya presentó una denuncia formal, pero se exige mayor transparencia.
¿Y ahora qué?
Este evento no es aislado. Tabasco ha enfrentado varios incidentes similares ligados a PEMEX. Expertos advierten que la recuperación ambiental podría tardar años, y exigen:
- Evaluación de daños completa
- Compensaciones inmediatas a afectados
- Restauración urgente de los ecosistemas dañados
“La refinería de Dos Bocas pasó de ser símbolo energético a epicentro de una tragedia ecológica”, denuncian colectivos ambientalistas.