Stacey Ellis, una demócrata de Pensilvania, ha visto su apoyo al presidente Joe Biden disminuir tras cuatro años de aumentos de precios. A pesar de trabajar a tiempo completo y tener un segundo empleo, Ellis ha tenido que cambiar de tienda, eliminar productos de marca y pedir préstamos a corto plazo con altas tasas de interés para lidiar con el aumento del 25% en los precios de los alimentos desde 2021.
“Antes de la inflación, no tenía deudas ni tarjetas de crédito”, dice Ellis. “Pero ahora, he tenido que degradar mi vida por completo”.
Este fenómeno no es único. En 2023, los estadounidenses gastaron en promedio más del 11% de sus ingresos en alimentos, la proporción más alta desde 1991. Esto ha afectado especialmente a los hogares jóvenes, de bajos ingresos y de minorías, pilares del apoyo a Biden en 2020.
El aumento de los precios ha llevado a muchos, como Dylan García, de 26 años, a recurrir a esquemas de “compra ahora, paga después” y acumular deudas. “Estoy atrapado en un bucle”, afirma García, quien ya no planea votar en las próximas elecciones debido a su desilusión con el gobierno.
El presidente enfrenta un desafío significativo con la inflación, que podría afectar la participación de sus partidarios en las elecciones. Sin embargo, recientes recortes en los precios por grandes cadenas y una desaceleración en el crecimiento de los precios de los comestibles podrían indicar una mejora en la situación económica.
Con informacion de Natalie Sherman y Nathalie Jimenez, en BBC News Mundo