Cada año, julio se viste de patas y colas felices con la celebración del Día Mundial del Perro, una fecha dedicada a reconocer el papel fundamental que los canes juegan en la vida humana. Aunque muchos países lo conmemoran el 21 de julio, en otras regiones como México se ha extendido la costumbre de celebrarlo también el 20 de julio, debido a la influencia de campañas en redes sociales y a la creciente cultura del bienestar animal.
La diferencia de fechas no responde a un organismo oficial que dicte el día exacto, ya que no hay una declaración global reconocida por la ONU o la FAO para este día. Algunas organizaciones internacionales comenzaron a impulsarlo el 21 de julio desde principios de los 2000, pero en países como México y España ha cobrado fuerza un día antes, el 20, como símbolo del vínculo afectivo cada vez más profundo entre humanos y perros.
Y es que más que mascotas, los perros se han convertido en miembros de la familia. Desde el acompañamiento emocional hasta roles como lazarillos, rescatistas, policías o terapéuticos, los caninos han demostrado ser aliados incondicionales de las personas. Su lealtad, empatía y capacidad de adaptación los han convertido en una especie clave para el equilibrio emocional de millones de hogares.
En México, esta relación también ha impulsado cambios legales significativos. En años recientes, varias entidades federativas han reformado sus códigos penales y leyes de protección animal para incluir penas de cárcel por maltrato o abandono, además de promover campañas de adopción y esterilización.
Por ejemplo, en la Ciudad de México y en estados como Jalisco y Puebla, el maltrato animal ya es considerado delito con sanciones que van desde multas hasta prisión de hasta seis años. A su vez, las reformas constitucionales en materia de bienestar animal avanzan con fuerza, reconociendo a los animales como seres sintientes.
A pesar de estos avances, México aún enfrenta retos como el abandono masivo —con más de 500 mil perros callejeros en CDMX, según estimaciones de organizaciones civiles—, por lo que fechas como esta sirven no solo para celebrar, sino para reflexionar sobre la responsabilidad y el compromiso ético que implica compartir la vida con un perro.