Cuando hablamos de diabetes, suele pensarse en la diabetes tipo 2, asociada al estilo de vida, la obesidad y la edad. Sin embargo, la diabetes tipo 1, una enfermedad autoinmune que afecta principalmente a niños y adolescentes, es menos conocida a pesar de su alto impacto.
En Perú, la situación es alarmante: no existe un registro oficial de casos de diabetes tipo 1. Se estima que al menos 15.000 niños y adolescentes padecen esta condición, aunque la cifra podría ser mayor por la falta de un sistema de seguimiento. A diferencia de la diabetes tipo 2, la tipo 1 no se relaciona con el sobrepeso o el envejecimiento, sino que ocurre cuando el sistema inmunológico ataca las células productoras de insulina, obligando a los pacientes a administrarse insulina externa para controlar su glucosa.
El control adecuado de esta enfermedad es vital, ya que la falta de tratamiento puede provocar enfermedades cardiovasculares, daño renal y cerebral, y problemas cognitivos que afectan el desarrollo y bienestar de los niños. Además, la carga emocional es significativa: los pacientes deben vigilar constantemente sus niveles de glucosa, incluso en actividades cotidianas como comer o hacer ejercicio.
Gracias a los avances en tecnología, hoy existen opciones como insulinas análogas y bombas de insulina que ayudan a mejorar el control glucémico y a reducir complicaciones. Sin embargo, es esencial contar con controles médicos regulares y apoyo emocional para optimizar la calidad de vida de los pacientes.
Es urgente hablar más de la diabetes tipo 1 y promover políticas públicas que garanticen un cuidado integral, abarcando salud mental, nutrición y tratamiento. Actuar a tiempo puede transformar el futuro de estos niños, permitiéndoles vivir plenamente.
