Ecuador se encamina a una segunda vuelta presidencial tras una primera jornada electoral marcada por una cerrada disputa entre el actual presidente Daniel Noboa y la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González. Con más del 91% de los votos escrutados, Noboa obtiene el 44.3%, mientras que González le sigue de cerca con el 43.8%, lo que deja la contienda abierta para el balotaje del 13 de abril.
Los resultados han generado reacciones contrastantes entre los candidatos. Mientras González celebró eufórica en Quito, resaltando su crecimiento inesperado en la votación, Noboa optó por el silencio, en un reflejo del golpe que supuso no lograr una victoria en primera vuelta. La izquierda ha visto este escenario como una oportunidad para recuperar el poder, mientras que el oficialismo enfrenta un desafío para mantener su posición.
Uno de los temas centrales de la contienda ha sido la seguridad. Noboa inició su mandato con altos índices de aprobación gracias a su estrategia militar para contener el crimen organizado, pero la violencia ha repuntado en los últimos meses. Guayaquil, epicentro de la crisis, sigue bajo el control de mafias y grupos criminales, lo que mantiene a la población en incertidumbre.
Por otro lado, la economía es otro punto clave en esta elección. Ecuador enfrenta una deuda pública superior a los 5,000 millones de dólares, y el próximo gobierno deberá tomar medidas drásticas para estabilizar las finanzas. Noboa ya ha implementado aumentos en impuestos y reducción de subsidios sin generar protestas masivas, pero aún falta un ajuste mayor.
En el plano político, la conformación de la nueva Asamblea Nacional muestra que ningún partido tendrá el control absoluto, lo que obligará al próximo presidente o presidenta a negociar para garantizar la gobernabilidad. ADN, el partido de Noboa, lidera con un 45% de los asambleístas, mientras que la Revolución Ciudadana alcanza el 38.45%.
Con un escenario electoral tan cerrado, la segunda vuelta será decisiva para definir el rumbo de Ecuador en los próximos años. Noboa buscará consolidar su mandato y continuar con su política de seguridad y reformas económicas, mientras que González intentará capitalizar el respaldo del correísmo para convertirse en la primera mujer en gobernar el país.