La decisión del gobierno de Donald Trump de suspender las citas para la tramitación de visas de estudiante ha encendido las alarmas en todo el mundo. Bajo órdenes del secretario de Estado, Marco Rubio, las embajadas y consulados de Estados Unidos pausaron la emisión de nuevas visas para estudiantes y programas de intercambio, en medio de una política migratoria más estricta.
Esta medida afecta directamente a más de un millón de estudiantes internacionales, quienes cada año viajan a Estados Unidos para cursar estudios superiores. Solo en el ciclo académico 2023-2024, estos estudiantes generaron ingresos por más de 43 mil millones de dólares a la economía estadounidense, de acuerdo con la Asociación NAFSA. Con India y China como principales países emisores, la suspensión no solo frena el ingreso económico, sino también el flujo de talento internacional hacia universidades como Harvard, que se han visto enfrentadas al gobierno federal por oponerse a otras medidas políticas.
Además del impacto económico, expertos en educación advierten sobre el efecto negativo en la imagen de Estados Unidos como destino académico. Instituciones y consultoras en países como Bangladés reportan una caída en el interés por estudiar en EE.UU., mientras crece la percepción de un entorno hostil hacia estudiantes extranjeros.
Michael Clemens, economista especializado en migración, señaló que esta suspensión “crea un clima de incertidumbre” que podría debilitar la innovación y las pequeñas economías locales en ciudades universitarias. Agrega que si esta política se mantiene, el país podría perder su posición histórica como líder en educación internacional.
La pausa en las visas no solo limita oportunidades para jóvenes que buscan una mejor preparación académica, sino que también envía un mensaje contradictorio sobre la apertura de Estados Unidos al mundo.