En Israel, un creciente número de padres en duelo, especialmente tras los recientes ataques de Hamás, ha comenzado a solicitar la extracción y congelación del esperma de sus hijos fallecidos, muchos de ellos soldados. Este controvertido procedimiento, que se ha vuelto más accesible tras la relajación de normas legales, plantea complejos dilemas éticos y legales.
El caso de Avi Harush, cuyo hijo Reef murió en combate en Gaza en abril de 2024, ilustra la situación. La familia Harush decidió preservar el esperma de Reef con la esperanza de que, a pesar de su muerte, pueda tener descendencia. Para Avi, esta es ahora una misión personal, impulsada por el deseo de cumplir el sueño de su hijo de ser padre, a pesar de que Reef no tenía pareja al momento de su muerte.
Desde los ataques del 7 de octubre, se ha registrado un aumento significativo en estos procedimientos, con esperma extraído de casi 170 hombres, una cifra que supera con creces el promedio de años anteriores. Sin embargo, el proceso legal para utilizar este esperma sigue siendo complejo y prolongado, ya que las familias deben demostrar ante los tribunales que el fallecido deseaba tener hijos.
El debate se intensifica debido a las implicaciones religiosas y éticas, ya que la ley judía enfrenta la cuestión del linaje y la integridad corporal. Mientras tanto, los padres como Avi enfrentan un doloroso y prolongado proceso judicial, con la esperanza de que la futura legislación facilite el uso del esperma de sus hijos fallecidos.
Pie de foto: Después de un proceso legal, una madre colocó un anuncio en un periódico para buscar una potencial madre.
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