James Harrison, conocido como el “hombre del brazo de oro”, falleció pacíficamente a los 96 años en Australia, dejando un legado invaluable en la medicina. A lo largo de más de 60 años, realizó 1.173 donaciones de plasma con un anticuerpo único que permitió salvar a más de dos millones de bebés afectados por la enfermedad hemolítica Rhesus D.
Su compromiso con la donación comenzó a los 18 años, motivado por una cirugía en la que recibió 13 unidades de sangre. Desde entonces, su plasma se convirtió en la base para el medicamento anti-D, que previene que madres con sangre Rh negativo rechacen a sus bebés.
En 2018, realizó su última donación a los 81 años. Su legado sigue vivo en la investigación para replicar su anticuerpo en laboratorio y garantizar la producción del medicamento en el futuro.
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