La hermana Inah Canabarro Lucas, reconocida como la persona más anciana del mundo, falleció este jueves a los 116 años de edad en la Casa de Acolhida Santo Enrique de Ossó, en Porto Alegre, Brasil, donde residía junto a la comunidad de las Hermanas Teresianas.
Nacida el 27 de mayo de 1908 en São Francisco de Assis, Rio Grande del Sur, la hermana Inah fue testigo de transformaciones históricas que marcaron el mundo, la Iglesia y la sociedad. Ingresó a la vida religiosa en 1927, a los 19 años, como parte de las Hermanas Teresianas, y dedicó su vida a la enseñanza y a la formación de jóvenes en distintas ciudades de Brasil.
En una entrevista concedida en 2024, compartió uno de los secretos de su longevidad: “Rezar todos los días por todas las personas del mundo”. Su legado como educadora y religiosa incluyó la enseñanza de múltiples materias —desde matemáticas hasta religión— y la creación de bandas marciales escolares que llegaron a tocar en Brasil, Uruguay y Argentina.
Además de su labor pedagógica, era una ferviente aficionada del Sport Clube Internacional, fundado cuando ella tenía apenas un año de vida. Con su fallecimiento, la inglesa Ethel Caterham, nacida en 1909, se convierte en la persona viva más longeva del mundo, con 115 años.
La hermana Inah no solo vivió más de un siglo de historia, sino que dejó huella por su alegría, su amor por la educación, la música y la oración, y por ser testigo fiel de su fe a lo largo de 116 años.