El fenómeno de Isaac del Toro, actual sensación del Giro de Italia, no es producto de la casualidad, sino de un ambicioso proyecto creado por los hermanos Alejandro y Luis Rodríguez, dos mexicanos que dejaron todo para construir un semillero de talento en Europa. Su método, desarrollado a través del equipo AR Monex, ha cambiado el panorama del ciclismo mexicano.
Todo comenzó con una apuesta arriesgada: vivir en Chequia con apenas 50 euros en el bolsillo y la idea de fundar el primer equipo mexicano de ciclismo en Europa. Sin más respaldo que su pasión y algunos préstamos personales, lograron lanzar el proyecto con apoyo de la embajada mexicana, la agencia EFE y, eventualmente, de empresarios nacionales.
Uno de los primeros frutos fue Gerardo Ulloa, ciclista de montaña con quien ganaron la Copa del Mundo. Pero el gran salto vino en 2019 con la incursión en el ciclismo de ruta y el descubrimiento de un joven talento bajacaliforniano: Isaac del Toro.
A través de visorias anuales que hoy ya suman cinco por año, el equipo AR Monex busca detectar a ciclistas de entre 15 y 17 años con cualidades fisiológicas excepcionales. Así encontraron a Del Toro, quien llegó tarde a una prueba, pero brilló por su capacidad. En palabras de Alejandro Rodríguez, “nosotros cuidamos los detalles”, lo que marca diferencia frente a los programas europeos.
El método AR Monex no solo detecta talento: lo desarrolla. En su base en San Marino, enclavada en Italia, sus ciclistas entrenan y compiten al más alto nivel, aprovechando una regla de la UCI que permite establecerse en países sin tradición ciclista. La falta de una federación mexicana reconocida internacionalmente no ha sido obstáculo; por el contrario, ha reforzado la alianza con el Comité Olímpico Mexicano.
Hoy, el objetivo es que no pase una generación sin un nuevo ídolo como Isaac. El proyecto busca generar héroes que inspiren a la juventud mexicana cada cuatro años. “Nos propusimos llevar a un mexicano al World Tour capaz de ganar carreras en 10 años, y lo logramos en seis”, afirma orgulloso Alejandro Rodríguez.
Del Toro no solo es un campeón en potencia; es la prueba de que, con una visión clara, sacrificio y estructura, México puede competir al más alto nivel del ciclismo mundial.