Israel lanzó este martes un ataque aéreo en Doha, capital de Qatar, contra un grupo de altos mandos de Hamás, causando la muerte de seis personas. El primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró que fue una operación “de precisión quirúrgica” autorizada directamente por su gobierno, contra los responsables de la masacre del 7 de octubre.
Hamás confirmó que su equipo negociador fue blanco del ataque durante una reunión, aunque sobrevivieron sus principales dirigentes. Entre los fallecidos se encuentran Abu Yahya, hijo de Khalil al-Hayya, y Mohammed Al-Humaidi, integrante de las fuerzas de seguridad cataríes. Qatar, que actúa como mediador en las negociaciones para un alto el fuego en Gaza, condenó enérgicamente la agresión, calificándola como una “flagrante violación” de su soberanía.
La ofensiva ha generado rechazo internacional. El secretario general de la ONU, António Guterres, así como líderes de Francia, Reino Unido, Palestina, Arabia Saudita e Irán, condenaron la acción israelí. Estados Unidos reconoció que fue informado del ataque, pero aseguró que se trató de una decisión unilateral de Netanyahu. Analistas advierten que este hecho pone en riesgo las negociaciones de paz y deja a Doha en el centro de una crisis regional sin precedentes.