A casi 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, las autoridades alemanas continúan buscando a los últimos responsables vivos del Holocausto. Se trata de hombres y mujeres que, aunque hoy superan los 95 o incluso 100 años, formaron parte del engranaje criminal del régimen nazi. Muchos vivieron décadas en libertad antes de ser localizados gracias a la labor de activistas y fiscales comprometidos con la memoria y la justicia.
Serge y Beate Klarsfeld, conocidos como los “cazadores de nazis”, dedicaron su vida a encontrar y llevar ante la justicia a líderes clave de la llamada “solución final”, como Klaus Barbie, apodado el “Carnicero de Lyon”. El caso de Barbie, hallado en Bolivia tras 12 años de esfuerzo, ayudó a que en 1979 Alemania aprobara una ley para que los crímenes de genocidio no prescribieran.
Hoy, la búsqueda continúa con fiscales como Thomas Will, quien lidera una oficina especial que investiga estos crímenes desde 1958. Aunque quedan pocos posibles responsables vivos —principalmente nacidos entre 1925 y 1928—, Will insiste en que cada veredicto, aunque llegue tarde, representa un acto de justicia para las víctimas y sus familias.
Desde secretarias como Irmgard Furchner hasta antiguos guardias de campos de concentración, cada nuevo juicio refleja un compromiso con la memoria histórica y la responsabilidad moral. Para los investigadores, no se trata sólo de castigo, sino de mantener viva la verdad y enfrentar el pasado con dignidad.
Foto: Irmgard Furchner, acusada de haber formado parte de la maquinaria de muerte nazi en el campo de concentración de Stutthof, en el tribunal de Itzehoe (20.12.2022)
