Desde hace más de una década, los términos “Lady” y “Lord” se han vuelto sinónimos de denuncia ciudadana digital en México. Todo comenzó en 2011 con las llamadas Ladies de Polanco, dos mujeres captadas agrediendo a policías, cuyas imágenes fueron difundidas en televisión y redes sociales. Desde entonces, cada nuevo caso de prepotencia o abuso –captado por una cámara– se convierte en tendencia.
Ya sea por agredir a empleados, violar normas de tránsito o usar sus influencias para obtener privilegios, decenas de personas han sido bautizadas digitalmente: desde #LadyProfeco, hija de un funcionario que clausuró un restaurante por no ser atendida como quería, hasta #LordFerrari, empresario implicado en una agresión vial. El común denominador: abuso de poder, clasismo y un país que ve, graba y juzga.
Sociólogos como Raúl Torres Reyes explican que este fenómeno refleja una sociedad desigual que prefiere exhibir y ridiculizar antes que transformar. Los implicados dejan de ser personas para convertirse en personajes de una cultura pop digital: villanos virales de consumo rápido.
Aunque se ha defendido el uso de estos hashtags como forma de visibilizar injusticias, expertos advierten sobre el peligro de caer en linchamientos mediáticos o burlas vacías. En la mayoría de los casos, no hay consecuencias legales, pero sí un fuerte juicio público que, a veces, arruina reputaciones sin un proceso justo.