Carlos, un agricultor del pueblo de Dos Arroyos, comparte con Zamudio Noticias el impacto devastador que el huracán John tuvo en su huerta y en otras tantas de la región. “El río Papagayo se metió y me hizo muchos daños”, relata Carlos, aún con la voz cargada de preocupación. Su huerta, que solía ser fuente de sustento con cultivos de plátanos, palmas, limones, aguacates, papayas, calabazas y sandías, fue arrasada por la corriente. “Todo se lo llevó”, lamenta.
No solo los cultivos sufrieron; el sistema de riego también fue destruido. “Se llevaron como 8 rollos de mangueras de dos pulgadas, una pulgada y de media”, explica, señalando la magnitud del daño en su infraestructura agrícola.
La tragedia no se limita a su huerta. Carlos cuenta que muchas otras en la región también quedaron devastadas. “Serán como unas 300 huertas o más las que afectó el río”, menciona, haciendo referencia a pueblos como Los Guajes y Altos del Camarón. Además de la destrucción de las siembras, las carreteras y caminos quedaron intransitables, impidiendo que los campesinos puedan acceder a sus tierras.
Carlos también hace mención de otro ícono local afectado por el huracán: las Aguas Termales, un sitio turístico cercano, sufrió el derrumbe de parte de sus albercas. “Para donde está mi huerta le decimos La Haguejote, por ahí están las Aguas Termales que también se dañaron”, comenta.
Hasta el momento, Carlos, quien tiene certificado parcelario de 12 hectáreas, señala que no ha recibido ayuda por parte de las autoridades. “No ha venido nadie, y la verdad es que los campesinos perdimos mucho”, concluye, con el peso de la incertidumbre sobre el futuro de su tierra. Sin embargo, a pesar de la devastación, Carlos sabe que deberá volver a sembrar y esperar, con la esperanza de que la próxima cosecha sea próspera.