El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso la creación de un impuesto global del 2% sobre las grandes fortunas con el fin de financiar la lucha contra el hambre en el mundo. El anuncio lo hizo durante la apertura del Foro Mundial de la Alimentación en Roma, donde urgió a los países ricos y a los multimillonarios a asumir una “responsabilidad moral y económica” ante la crisis alimentaria global.
Lula recordó que 673 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y que garantizar tres comidas diarias requeriría 315 mil millones de dólares, cifra equivalente al 12% de lo que el mundo gasta anualmente en armamento. “Si establecemos un impuesto global del 2% sobre los activos de los superricos, podríamos obtener esa cantidad”, afirmó el mandatario brasileño.
Durante su intervención, Lula criticó la “hipocresía del sistema internacional” y aseguró que el hambre es hermana de la guerra, al referirse tanto a los conflictos armados como a las barreras comerciales impuestas por países desarrollados. Mencionó la tragedia humanitaria en Gaza y la inacción de la Organización Mundial del Comercio (OMC) como ejemplos del debilitamiento del multilateralismo.
El presidente destacó que Brasil volvió a salir del Mapa del Hambre de la FAO y celebró el avance de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, impulsada durante la presidencia brasileña del G20, que ya cuenta con 103 países adheridos.
Finalmente, advirtió que el cambio climático agrava la crisis alimentaria y anunció que su gobierno propondrá, durante la COP30 en Belém do Pará, una declaración que vincule la lucha contra el hambre con la acción climática, buscando un modelo agrícola más justo e inclusivo.