Un grupo de migrantes se encuentran varados en Acapulco, Guerrero, tras haber sido trasladados por autoridades migratorias bajo la promesa de recibir un permiso de tránsito para desplazarse por México. Sin embargo, al llegar a la ciudad, los extranjeros se encontraron con documentos que solo les permiten permanecer en Guerrero, un estado con altos niveles de violencia y pocas oportunidades de empleo, señala un reportaje de Los Angeles Times, firmado por Antonio Castillo y María Verza.
Esta estrategia forma parte de la política de “dispersión y agotamiento” implementada por el gobierno mexicano para reducir el flujo migratorio hacia la frontera con Estados Unidos, en el contexto de la próxima toma de posesión de Donald Trump el 20 de enero.
Los migrantes denuncian que han sido abandonados en Acapulco sin opciones para salir legalmente del estado ni recursos para sobrevivir. Algunos han encontrado refugio en una iglesia cercana a las oficinas de Migración, mientras que otros han dormido en la calle o en la playa. Organizaciones civiles han alertado sobre los riesgos de trasladar a estas personas a zonas de alta criminalidad, donde pueden ser víctimas de extorsión o secuestro.
Pese a las dificultades, muchos migrantes continúan su trayecto con la esperanza de llegar al norte del país. Sin embargo, las restricciones y la inseguridad complican su situación, mientras las autoridades mexicanas mantienen su estrategia de dispersión.
