En México, la movilidad social sigue siendo una meta lejana para millones. Según el Informe de Movilidad Social en México 2025 del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), apenas 2 de cada 100 personas que nacen en los hogares más pobres del país logran ascender al 20% más rico en su vida adulta.
La mitad de quienes nacen en el 20% más pobre permanecen en esa condición, y factores como el género, el color de piel o el origen indígena agravan esta permanencia. En el sur del país, el estancamiento es más marcado: el 64% de quienes nacen en pobreza no logran salir de ella, frente al 37% en el norte.
El estudio destaca el papel limitado de la educación como herramienta de movilidad: sólo el 9% de los hijos de padres con educación primaria o menor logran acceder a estudios profesionales, mientras que el porcentaje se eleva a 63% si los padres tienen nivel profesional.
Aunque entre 2017 y 2023 la pobreza por ingresos bajó de 48% a 41%, la pobreza heredada apenas se redujo del 72% al 65%. En el caso de la pobreza extrema, pasó del 39% al 33%, aunque algunas regiones, como el centro del país, vieron un repunte.
Luis Monroy-Gómez-Franco, coautor del informe, señaló que el hogar de origen sigue siendo determinante: “Más de la mitad de la desigualdad de oportunidades está marcada por los recursos económicos familiares, lo que evidencia la debilidad del Estado en ofrecer servicios públicos de calidad”.