Más de un millón de personas se manifestaron en varias ciudades de Argentina, incluidas Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y Santa Fe, en defensa de la educación y la universidad pública. La protesta fue convocada por docentes, estudiantes y trabajadores universitarios, quienes exigen un reajuste salarial y la promulgación de la ley de financiamiento educativo, que el presidente Javier Milei ha amenazado con vetar, similar a lo que hizo con la reforma previsional que afectó a los jubilados.
La movilización reunió a diversos sectores de la sociedad: maestros, estudiantes, jubilados, científicos, sindicalistas, y partidos opositores como Todos por la Patria y sectores de la Unión Cívica Radical, quienes se distanciaron de Mauricio Macri y del oficialismo. La protesta fue vista como un “grito de auxilio para salvar el sistema educativo” y una llamada de atención al gobierno de Milei.
Los manifestantes se dirigieron hacia el Congreso, pero fueron bloqueados por un fuerte dispositivo de seguridad. A pesar de los intentos del gobierno de contener la protesta, la manifestación fue multitudinaria y pacífica en la mayoría de las ciudades. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, calificó la marcha como “descabellada” y “golpista”, mientras que algunos grupos violentos intentaron infiltrarse sin éxito.
Piera Fernández de Piccoli, presidenta de la Federación Universitaria Argentina, leyó un documento en el que se destacó la importancia de la educación pública como “columna vertebral de la nación” y advirtió sobre el desfinanciamiento del sistema científico. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner también se unió simbólicamente a la protesta desde el Instituto Patria, mostrando su apoyo a los manifestantes.
Mientras tanto, el presidente Milei continuaba con su agenda, recibiendo en la Casa Rosada a Jordan Belfort, conocido como “El lobo de Wall Street”, un ex corredor de bolsa que fue condenado por fraude.