Quincy Jones, leyenda de la música y pionero en abrir las puertas de la industria a la comunidad afroamericana, falleció a los 91 años en su hogar de Bel Air, en Los Ángeles. Con una carrera que abarcó el jazz, pop, soul y hip hop, dejó una marca imborrable en la historia musical, colaborando con íconos como Ray Charles, Michael Jackson y Aretha Franklin.
Jones, quien se definía a sí mismo como un “soñador”, logró trascender más allá de la música. Su versatilidad como productor, compositor y arreglista permitió que se relacionara con grandes estrellas de distintas generaciones, desde Frank Sinatra hasta Beyoncé. Su trabajo en el álbum Thriller de Michael Jackson, el disco más vendido de todos los tiempos, es solo una parte de su prolífica carrera. Además, fue fundamental en la producción de bandas sonoras, y su impacto se sintió en la televisión con programas como El príncipe de Bel-Air. Con 80 nominaciones y 28 premios Grammy, es uno de los músicos más galardonados de todos los tiempos.
Más allá de su aporte musical, Jones fue un defensor de la inclusión racial en la industria y trabajó incansablemente para abrir puertas a los músicos afroamericanos. Su infancia en Chicago estuvo marcada por la pobreza, la violencia y el racismo, pero encontró en la música un refugio. Con apenas 11 años, inició un viaje que lo llevaría a trabajar con nombres emblemáticos y a convertirse en una de las figuras más influyentes de la música del siglo XX.
Quincy Jones deja un legado inigualable. En sus memorias, expresó su deseo de una despedida con música y alegría, que reflejara la pasión con la que vivió. Amigos y fanáticos de todo el mundo celebran hoy la vida de un artista que no solo cambió el rumbo de la música, sino también el de muchas vidas.